23 de julio de 2011

Puntos y a parte.

Las personas no somos nada más que sueños, que ilusiones... que miedos. Nuestra vida se sustenta en ellos. ¿Pero respecto a qué? Mires a donde mires podrás resumirlo todo como Miguel Hernandez:
[...]
Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte
[...]
Todo en nuestras vidas gira al rededor de ello, todo se reduce a aprender a vivir, a amar, y a morir
  •  Sí, aprender a vivir... Y no por ello que esté en ello incluido amar o morir como podríamos pensar. Aprender a vivir es dejar a un lado todas aquellas grandes emociones que podamos encontrar y saber ver en el día a día, cada pequeño detalle, cada sonrisa de los que nos rodean, en cada problema... saber ver una luz. Y apreciarlo. Saber apreciar cada pequeño instante. No echar de menos el pasado o temer el futuro. Unicamente aprender del presente lo que se nos dé. Ya sea bueno o malo.
  • Aprender a amar... Parece lo más fácil, pero no. Apuesto que la gran parte de nosotros al final de nuestras vidas podremos preguntarnos: ¿He amado realmente? Quizá amar sea saber regalar todo nuestro tiempo a una persona, pero no. Eso es una idioted... En el amor nadie tiene que dar algo a cambio, sin embargo deberíamos de recibirlo todo. Quizá amar sea algo distinto para cada persona, es la idea que tengamos cada uno de ello. Pero no... Puedes creer que es amor y después darte cuenta de que estabas cegada o cegado por algo. ¿Es entonces aquello que sentiste amor? Al fin y al cabo siempre vamos a estar "cegados por algo", entonces, ¿solo es amor si esa relación, o aunque sea ese vínculo, es lo suficientemente fuerte como para que no se rompa? ¿Es solo amor si es recíproco por parte de ambas personas o puedes haber amado profundamente a una persona sin que ella haya echo lo mismo? El problema es que como todo, el amor no deja de ser un término que identifica a algo abstracto. ¿Qué diferencia hay entre amar y querer? ¿La intensidad? Las palabras esconden mucho más de lo que podramos jamás ver simplemente por lo que esté escrito...
  • Y finalmente, la muerte. Muchos podemos pensar... ¿Por qué tenemos que morir? Y sin embargo es el punto más simple e indispensable de nuestras vidas. Podremos no aprender a vivir verdaderamente, o no amaremos verdaderamente, pero vivir es morir. A lo largo de nuestra vida tenemos que aprender a morir. Sí, tal y como lo digo... Quizá la vida sea aprender a dejar todo atrás: el tiempo, los recuerdos, todo lo que hemos conseguido... Y así saber que lo hemos tenido y sobre todo poder apreciarlo. Pero a la vez morir es tan simple, que desde el momento en el que nacemos, será algo por lo que tengamos que pasar inevitablemente.
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Lo siento por no escribir, o hacerlo de forma tan distanciada e irregular.
Hasta ahora me proponía por etapas hacerlo de forma periodica, pero ahora sé que por mucho que me lo proponga, no podré. Ni quiero. Me he dado cuenta de que hay demasiadas cosas que me gustaría hacer pero que al final no tengo tiempo para ninguna de ellas. Ni lo tendré.
Así que prefiero expresar lo que siento gritando en la calle con mis amigos y llorando mirando el cielo estrellado junto a ellos. O cualquier otra persona.
Todo esto puede ser una gran vía de escape.
Pero la verdad, prefiero perder el tiempo frente un cielo estrellado o una pared junto a mi reproductor de música, que frente la pantalla de un ordenador escribiendo palabras. 
Sí, palabras que no están escritas ni en un papel ni con un boligrafo.
Y que el día que menos lo piense perderé.
La verdad, no me importaría. Solo sería otra cosa perdida más, dentro de todas las que he podido perder en mi vida. Recuerdos... Antes o después los tendré que perder.
Es inevitable.